miércoles, 16 de septiembre de 2015

El medio de extorsión: los rehenes

El número de rehenes durante la revuelta fue de diecisiete. No los tomaron a todos al mismo tiempo ni desde un primer momento.
Los cautivos fueron, principalmente, una estrategia de negociación con el Servicio Penitenciario. Las exigencias fueron muchas, y los planes de fuga variados, asi que los secuestrados servían de garantía para seguir amotinados mientas los Apóstoles pensaban que hacer. Varias veces amenazaron con matarlos aunque se cree que nunca fue una opción segura.

Los primeros en ser apresaron fueron tres testigos de Jehová que estaban predicando el evangelio dentro de la cárcel al momento que estalló el motín, fueron llevado a Sanidad donde pasaron los ocho días que duró el conflicto.

Juan Martínez Gómez, director del penal, también debió seguir las órdenes de los amotinados, quienes tomaron su lugar para empezar a organizar lo que pasaría en Sierra Chica en esas horas de caos. Martinez Gómez cuenta que tuvo momentos de tensión y minutos en donde temió por su vida, pero admite que no fue maltratado mas de lo predecible dentro de una situación de ese calibre.
En total diez guardias fueron apresados durante la revuelta. Algunos eran los que custodiaban los pabellones 6 y 7, donde de desató la mayor violencia, otros estaban vigilando desde los muros. Tres de ellos se llevaron la peor parte:
Jorge Avendaño tenía 26 años cuando el levantamiento lo encontró inspeccionando el pabellón 6. Una faca apoyada en su espalda lo paralizó. Soportó una herida de bala hasta que se resolvió el conflicto. "Nos usaron de escudo porque nuestros compañeros empezaron a tirar para defender la guardia. Me pegaron un balazo, pero no quise salir". Oscar Iturralde y Carlos Nesprías son los otros dos guardias que tuvieron la misma suerte. Ellos tres protagonizaron el famoso y macabro episodio de las empanadas hechas con carne humana. Iturralde se descompuso de tal manera que el medico recomendó sacarlo para que se lo llevaran a un hospital. Nesprías no dijo una sola palabras desde que comió hasta que los liberaron. Para ellos, esos días fueron un verdadero infierno.
La rehén mas importante, y mas valiosa para los presos, fue la juez Maria de las Mercedes Malere. Esta doctora durante mucho tiempo luchó por los derechos de los detenidos en Olavarría y había dictado muchos beneficios para Sierra Chica. Sin embargo, cuando ella y su secretario (Carlos Torrens) entraron al penal para negociar aquella Semana Santa del 96, ambos quedaron privados de su libertad.



















La jueza Malerne saliendo del juicio a los Apóstoles, en el año 2000.

Otro que tuvo que quedarse recluido en sanidad fue el médico Carlos Stuart, quién además de no poder salir del presidio tuvo que atender a varios heridos de faca, a los que recibieron disparos después de que el GEO intentara recuperar el penal y a los guardias descompuestos luego de comer las empanadas.



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